Cerca a fin de año, las empresas proyectan los costos de sus operaciones y es necesario realizar una planificación fiscal. Estos costos fiscales en los que se va a incurrir deben ser debidamente calibrados y alineados con las realidades económicas y la normativa vigente.
Consideraciones para diferenciar una planificación fiscal correcta de una agresiva
El planeamiento fiscal debe ser transparente, ya que de no primar esta característica puede llevar a considerarse como un ocultamiento. Puede incluso llevar a condiciones de orden fraudulento, que aún en una fiscalización que se mantenga en el ámbito de lo administrativo, agrava severamente las sanciones económicas previstas en el ordenamiento jurídico.
Asimismo, el planeamiento debe encontrar sustento en un motivo económico válido. Aunque ahorrar impuestos es motivo económico, cuando es el único, evidentemente el contribuyente no habría optado por dicho camino ante la inexistencia de cargas fiscales, por lo tanto, posible de ser considerada como agresiva.
Por otro lado, es una planificación fiscal pasible de ser considerada agresiva aquella que, en su conducción alambicada de rentas, haga saltar la pregunta de por qué esas rentas en lugar de ir punto a punto, de una a otra jurisdicción, hacen una parada “técnica fiscal” en jurisdicciones de conveniencia.
En el mismo sentido, hay otras circunstancias como es el caso de la atribución excesiva de valor a funciones que, aunque puedan contar con sustancia aparente, simplemente son compensadas a precios que no se pagarían a terceros independientes, tanto como no son acordes a lo que un agente económico racional estaría dispuesto a pagar por determinadas prestaciones.
Otro ejemplo de una planificación agresiva, puede ser cuando la empresa intermedia, sea local o extranjera, utilizada en la planificación fiscal, es beneficiaria de algún régimen tributario especial, que haga que las utilidades que se le atribuyan a pesar de la forma y la esencia sean tendentes a la menor tributación grupal, también puede llegar a calificarse como agresiva
La idea principal, no es que no se busque métodos de ahorro fiscal, sino que estas prácticas que se utilizan para conseguirse sean desde el ejercicio natural, racional y económico del ordenamiento de los factores de generación de valor, no pierdan sentido o desfiguren al grupo económico con lógicas carentes de motivación.
Una Planificación Fiscal adecuada
La planificación fiscal es una actividad que debe involucrar una diversidad de visiones que alimenten los elementos necesarios, para así evitar que caiga en el cajón de las planificaciones agresivas.
Incorporar una visión multidisciplinaria garantiza que la prueba ácida de la planificación supera los cuestionamientos de la diversidad de criterios. Un factor de éxito en la calidad de estas acciones tendentes a la adecuación de la carga fiscal a sus mínimos legales justificables.
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Fuente: La República 26/10/21